lunes, 14 de enero de 2013

Papá y yo, a veces

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De japón a Brasil,
de Brasil a Argentina...
cuando se acababa noviembre
llegó la edición japonesa de Papai e eu, às vezes.


Traducción al japonés: Kazumi Uno.
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miércoles, 2 de enero de 2013

Viajar – Parte III – Recife y Olinda, FLIPORTO

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Me gusta descubrir el lugar donde estoy, caminando. Empiezo de a poco, cuatro cuadras para allá, cuatro para el lado contrario. Una vez que reconocí ese espacio, me aventuro más lejos. Si puedo, hago todo caminando o en transporte público.
Me gusta la calle, mirar a la gente, hablar con vendedores. No sé si busco lo local o lo encuentro, lo veo.
Y, si donde estoy hay un mercado o feria callejera, ahí voy.

Miércoles

Llegué a Recife a las seis de la tarde. Ya había oscurecido y la temperatura era agradable. Me buscaron en el aeropuerto y me dejaron en el hotel.


Desde el balcón de mi habitación.

Dejé la valija y la mochila y partí liviana hacia la costa que estaba a sólo tres cuadras. En el camino, junto a una iglesia de 1707, “Igreja da Boa viagem”, encontré un pequeño y apretujado mercado callejero de comida regional.



Captura de pantalla de google maps.
Para variar, no tenía la máquina de fotos conmigo.

Me dediqué a mirar y preguntar y de paso comí. Después, ya junto al mar, caminé y miré. Había gente jugando al futbol, gente sentada conversando, gente sola, gente que caminaba como yo.

Vi unos carteles que me llamaron la atención. Era obvio que para eso estaban. Pero no tenía la máquina de fotos, así que el último día fui y los fotografié.



Me quise mojar los pies y me arremangué los pantalones. Una ola, chiquita y en apariencia sin fuerza, se me trepó hasta los muslos. Así volví al hotel, tratando de que no se notara que venía chorreando agua.
Me acosté temprano.
Al día siguiente, inauguraba FLIPORTO.

Jueves





Por la mañana, caminé. Busqué una oficina de turismo. Conseguí un mapa y buen asesoramiento.

Tomé el transfer de las tres de la tarde junto a otros invitados al Festival. Pregunté nombres y lugares de origen para entablar conversación: José Carlos Aragão, dramaturgo, con quien ese día casi no hablamos, y Bernardo Gurbanov, vicepresidente de la cámara brasilera del libro y editor de Letraviva, argentino, radicado allá desde hace treinta años, con quien charlamos los cuarenta minutos del viaje a Olinda. También viajaba un señor muy callado al que le vi cara conocida, del que no pude recordar dónde lo había visto o escuchado hasta un buen rato después. Era Joao Gilberto Noll, escritor brasilero, nacido en Porto Alegre, a quien había escuchado leer sus textos en el Foro de la Fundación Mempo Giardinelli un par de años atrás.




En el camino a Olinda.


Lllegada a FLIPORTO, en el Parque do Carmo.


Foto que me sacó Bernardo al llegar a  FLIPORTO.
Le saqué una a él, pero con su máquina.

Caminando por el parque, llegué a la carpa donde estaba Antonio Nunes, organizador de la parte del festival dedicada a literatura infantil.



También estaban Ana Carolina, su mujer, y la pequeña Ana Clara.

Pude escuchar la primer charla -“Papo com o autor”- de Rosinha, ilustradora y escritora pernambucana, de Olinda. Con quien, de solo escucharla, además de poder curiosear algo de su trabajo, me sentí hermanada.

Después de su charla, hablaba Aragão, uno de mis compañeros de viaje. Así que me quedé, escuché y le saqué algunas fotos, malas, pero fotos al fin.




A las 20 hs se inaguró el festival con un recital de María Bethania. Poesía y música, música y poesía. Fue absolutamente conmovedor.



Otra foto mala. Ahí, está ella.

Ahí me encontré con Fabíola Farías. O mejor dicho, ella me encontró a mí. Nos conocíamos sólo por correo, a raiz de una reseña que ella hizo para la Revista Emilia, de mi libro Papai e eu, às vezes.

Esa noche cenamos con Samuel y Fabíola.


Viernes

Pasó a buscarme un amigo de un amigo para salir a almorzar. Con él conocí el Mercado da encruzilhada y ahí probé un par de comidas locales, además de charlar, charlar, charlar y beber.



Ese día fui más tarde a FLIPORTO. Estaba cansada, así que también volví temprano. De regreso, viajé con Noll. Esta vez conversamos.

Como a esa hora la feria de comidas de mi primer día todavía estaba abierta, opté por cenar algo de ahí.
A una cuadra había otra feria, una de artesanías. La recorrí y compré algunas cositas para regalar y regalarme.




De regreso, desde mi balcón en el piso 13, descubrí que en el patio del hotel, preparaban una fiesta alrededor de la pileta. Espié, pero aunque hubo músicos en vivo, no parecía muy divertida.

Sábado

Había planeado hacer algo de turismo, conocer al menos la ciudad vieja.
Me levanté muy temprano y tomé un ómnibus. Con el mapa en la mano fui recorriendo calles y más calles, en parte, buscando otro mercado del que me habían hablado mucho. Tenía el paraguas en la mochila porque a la hora de salir estaba algo nublabo. Me alegré de tenerlo, no por la lluvia que nunca llegó sino por el sol. Un verdadero sol “queimante e ardente”. Por más que anduve de acá para allá, nunca llegué al mercado. La temperatra me hizo abandonar.


Sólo parte de mi recorrido. 



Algo curioso... descubrí que había una muestra de Liniers. Y la visité.


Con otro ómnibus llegué a Olinda a la hora de almorzar. Fui al restaurante del que nos habían dando "vouchers de alimentaçao". Un lugar con increíble vista al mar.




Me quedé ahí, comiendo, escribiendo y disfutando un par de horas, hasta que me encontré con Fabíola con quien me seguí quedando.

Después, en FLIPORTO, nos juntamos con Rosinha y escuchamos la charla que daba Fabíola sobre Campos de Queirós, y luego la de Tiago de Melo Andrade.




Fabíola y Rosinha

Ya de noche pasamos por una presentación de libros de Mia Couto y de otro escritor del que no recuerdo el nombre. Me llevé un libro de Couto dedicado.




Esa noche, después de planear ir acá o allá, ante el cansancio y la necesidad de salir del ruido, Rosinha nos convidó a cenar en su casa. Cena de lujo hecha por su hijo. Noche de lujo por el clima. Compañeras y charla de lujo. Una de esas noches que no se olvidan.




Domingo

Por la mañana caminé por la playa. Era el día de mi charla y me lo tomé con mucha calma.

Pasado el mediodía me encontré con Noll en el lobby del hotel. Conversamos mientras esperábamos el transfer. También era el día en el que él leería sus textos al público. Prometí estar.

Leí una nota que me mostró riendo. El título: Noll, el escritor del caos. Una página del diario en la que lo entrevistaban. La disfruté, disfruté su inteligencia y sensibilidad.
Tratando de explicarle lo que era un libro álbum, terminé mostrándole mi libro con un poco de pudor. Sentí una profunda emoción cuando lo vi detenerse en cada página, darlas vuelta como si fuesen frágiles. Pensé, no lo dije, se lo voy a regalar. Y, más tarde, lo hice.

Mi charla empezó a las cuatro de la tarde. Antonio Nunes me entrevistaba. Nuevamente, como en el Colegio Marupiara, en San Pablo, proeyecté imágenes y mostré algunos de mis libros que pasearon entre el público de mano en mano.

La gente fue muy, pero muy participativa, tanto, que a la hora siguiente, mientras dibujaba en vivo, me seguían preguntando. Solo que en ese momento, muy concentrada en lo que estaba haciendo, no me daba cuenta de que me hablaban a mí. Entonces Tonton (Antonio), se me acercaba con la pregunta.

Me quedé a escuchar otra charla de Rosinha  y Jô Olivera sobre xilograbado y técnicas populares. Fue un placer también conocerlo a Olivera.
De ahí, corrí a otra carpa a escuchar un rato a Noll. Impresionante. Lo llamé el señor de las mil voces. Compré uno de sus libros, le pedí que me lo dedicara, y le regalé y dediqué Papai e eu, às vezes.




Era el el último día de FLIPORTO.
Me despedí de todos, agradecida.
A las 2.30 de la madrugada tenía que partir nuevamente al aeropuerto.

Me quedé con ganas de mucho, sobre todo de recorrer Olinda, de conocer "A casa do Livro Infantil e da Leitura", recientemente inaugurada, de tomar el trencito, de pasear más, de conversar más. Habría necesitado otros cuatro días, sin horarios de ninguna especie y algo menos de calor para eso. Espero volver.

Agradezco a los organizadores de FLIPORTO la invitación, especialmente a Antonio Nunes y a Veronika.


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martes, 1 de enero de 2013

Viajar - Parte II - San Pablo


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En San Pablo me recibió Jorge, con sol, pero al rato llegó una lluvia que no me dejó hasta que partí. Por suerte ahí estaban Jorge o Giba, “os motoristas da Callis” para llevarme de una punta a la otra. Viajes o encuentros en escuelas, o almuerzos, cafés y helados, que compartí con María do Socorro, Idenize, Janette, Patricia, Bianca, Isabel.
Esa primera tarde, a la hora de abrir los paraguas, me buscó Miriam, editora de Callis. Caminamos, conversamos, visitamos librerías y cenamos juntas.

Los dos días siguientes me levanté al alba, cosa que no acostumbro, para salir al encuentro de chicos y maestros. Encuentros que compensaron con creces los madrugones y me llenaron de energía.

Cabe aclarar que fue el libro “Papai e eu, às vezes” el que me llevó de viaje, con la invitación de Callis -mi editora- y FLIPORTO, gracias a Antonio Nunes.

Primer encuentro:
Colegio Gibran - Ciudad Taboão de la Serra.

Me buscaron María do Socorro y su esposo, que era quien manejaba. Costó llegar porque el tránsito de San Pablo es imposible a esa hora y mucho más con lluvia. Tan imposible es que existe una radio sólo para transmitir el estado de calles, avenidas y autopistas, lo cual les permite a los conductores, ir haciendo eses para intentar esquivar los lugares de congestión.

Allí tuve dos encuentros, con distintos cursos y sus maestras. Chicos de diez y once años,  atentos, tímidos al principio, abrazadores después. Hablamos de la vida, de los padres, del respeto, de las ganas, de las pasiones, de las obligaciones, del derecho a elegir. Como dijeron ellos, “la vida es así, a veces sí, a veces no, a veces…” y agregaron "mais é bacana".

Lo único que me apenó fue el tiempo, la hora escolar, que hizo que termináramos cada una de las charlas, un poco rápido para mi gusto.
¡Así y todo, dediqué todos y cada uno de los cuadernos con un dibujo!


Uno de los grupos con los que estuve esa mañana.


Segundo encuentro:
Colegio Marupiara - Ciudad de Guarulhos.

Llegué muy temprano. Jorge había calculado que con el terrible tránsito de San Pablo, tardaríamos mucho en llegar. Nos adelantamos más de una hora. Pero me esperaban.
Me recibieron, me acogieron, me mimaron. Recorrí el colegio con Rosa Cleide (Rosinha), una bibliotecaria más que sonriente, llena de energía y amor por su trabajo. En la recorrida me presentó a sus colegas, profesores, directora y director…. mucha gente.
Una de las primeras cosas que vi fue este cartel, hecho por adolescentes de la escuela.



Vi también ingeniosas construcciones hechas por los chicos para reciclar plástico, latas, papel.
Mariela me llevó a la huerta, llena de brotes y árboles de frutas locales. Siempre me maravilla que en una escuela haya, además de libros, huerta.

Más tarde llegó Patricia, de Callis. Nos reunimos al lado de la biblioteca donde me ofrecieron de comer y beber mientras conversábamos.
Eran las 17 hs. y el encuentro estaba programado para las 19 hs., con padres, alumnos y docentes. Pero ocurrió algo que hizo que la mayoría de los padres y sus hijos, no llegaran: “Toque de guarda”, en español Toque de queda. Para quienes no saben de qué se trata ni lo que está ocurriendo, pueden leer algo acá para tener una idea. 
Pasadas las 19 hs. nos juntamos, los profesores, los padres que habían podido llegar, y yo.


Me presentó el Sr. Armando, director del Colegio.

Y empezó la charla. Esta vez con proyección de imágenes. Hablé de mi trabajo, de distintas experiencias con distintos libros, mostré algunos de ellos y también parte del proceso de trabajo de “Papai e eu, às vezes”.



Como muchos de los profesores habían formado parte de una experiencia que se hizo en el mismo colegio, de estudio de castellano, me pidieron que hablara en mi idioma. ¡No fue fácil; venía entrenada desde hacía muchas horas hablando en portugués!
Hubo mucha participación de quienes me escucharon, muchas preguntas, lo cual, cuando una habla y muestra, y se expone, es muy gratificante.

Para terminar, recibí de manos de Marie, directora del colegio –en nombre de todos- dos bellísimos regalos: un collar y un furoshiki y dediqué muchísimos libros. 


Marie



Aryella y Natalia



Tatiana




Rosinha (a mi lado) y Mikaelle



Marie y el ikebana hecho por ella para recibirme.

Un gracias gigante a Rosa Cleide (Rosinha) por las fotos.


No pude dejar de probar hacer envoltorios con mi furoshiki... acá, mis intentos.


Furoshiki y collar


Kousa Tsusumi


Bin Tsusumi 2


Otsukai Tsusumi


Tercer encuentro:
Escuela Municipal Raquel de Queirós - Ciudad Guarulhos

Cerca las 8.30 hs. pasaron a buscarme Bianca y Giba (Marcelo). Llegamos allá a las 10 hs.

La escuela es un jardín de infantes, para chicos de dos a cinco años.
Me esperaban un montón maestras que habían leído mi libro, de distintas formas, con los chicos: dejándolo sobre la mesa para que los chicos lo abrieran, leyéndolo en voz alta, mostrándoles o no las imágenes.
Escuché. Lo primero que dijeron fue que era un libro difícil para chicos. Cuando pregunté por qué, respondieron: porque es en blanco y negro, porque no entienden… no saben qué es una máquina de escribir, nunca vieron una… alguna maestra comentó que si le preguntaban qué hacían los gatos en el techo no habría sabido cómo responder.
Después de escuchar les dije que quería leérselos y mostráselos a ellas. De a poco fueron descubriendo los lenguajes que aparecen en este libro, la imagen y la palabra unidas, inseparables, la tipografía, los estilos de dibujo, el diseño, el formato, la ausencia de color. De a poco, también, empezaron a aparecer recuerdos, padres, madres, situaciones donde no siempre, donde a veces. Y creo, al menos eso sentí, que fue a partir de ahí que pudieron acercarse al libro de otra forma. Y no es improbable que la próxima lectura que hagan con los chicos sea diferente. Esa reunión, terminó con abrazos y mutuos agradecimientos.


Leí también Hay días

La que está arrodillada al frente, es la bella Bianca.

Más tarde recorrimos la escuela. Pasillos con bibliotecas a la altura de los chicos, huertas hechas en botellas de plástico, dibujos por todas partes… Ahí descubrí un panel que decía “Papai e eu, às vezes” con dibujos de chicos de dos y tres años absolutamente increíbles. Fui a la sala de los chicos que habían hecho esos dibujos. La maestra, una que no estuvo en la reunión, se los había leído, mostrado y había conversado con ellos.



De pronto se me acercó un chico con mi libro en la mano y me dijo que me lo quería leer. Nos sentamos en el piso. Y a medida que daba vuelta las páginas y señalaba con el dedito parte de los dibujos, me contaba su historia, la de él y su papá. Me dejó sin palabras.


Mil gracias, Bianca, por las fotos.

Al día siguiente, pasado el mediodía, me buscó Jorge y me llevó al aeropuerto para tomar mi vuelo a Recife.


Con Jorge, justo antes de partir.

Como decía en Viajar - Parte I, no tengo fotos de muchos momentos ni de mucha gente con la que compartí esos días. Pero están conmigo. Les agradezco a Miriam y a todo el maravilloso equipo de Callis por tanto mimo.

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