viernes, 29 de octubre de 2010

Ellos

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Abrazos

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lunes, 18 de octubre de 2010

Pura gana

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Ambos originales: 32,5 x 34,5 cm.

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¡Chris Botti en trompeta y la voz de Sting!

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jueves, 14 de octubre de 2010

Cosa de hormigas


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Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil
"La hormiguita viajera"
2010

Organizado por
las hormigas que trabajan desde
la
Biblioteca Popular Madre Teresa,
de Virrey del Pino, La Matanza,
fundada y dirigida por Eduardo Raúl Burattini.

Hormigas que trabajan desde las bibliotecas de las escuelas,
desde las aulas,
hormiguitas que escriben, hormigas que leen y miran.
Hormigas que trabajan viajando de aula en aula
y nos regalan el reconocimiento de llevar nuestros libros
a más y más hormigas, grandes y chicas, chicas y grandes.

Gracias por este reconocimiento!!!!!!!

Esto dicen las hormigas...

8.- Premio Ilustración: María Wernicke

Por la tarea desarrollada por la ilustrada y escritora María Wernicke,
que enaltece el trabajo del escritor y provoca en el niño, el jóven y/o el adulto
que posa su mirada en las hojas del libro una comprensión mayor del texto,
y le permite asociar la palabra al arte, a la comunicación, al placer sensorial.
Por su constante trabajo plástico
de enmarcar la palabra con la imagen, el color, y la forma.

Esta decisión se ha tomada teniendo en cuenta la opinión de bibliotecarios,
docentes, escritores, bibliotecas escolares y populares de nuestra región
como así también comentarios de personas que participan
de las diferentes redes sociales del mundo digital.

Aprovecho para felicitar a otras hormigas colegas:
Graciela Repun, Vale Sorin y EDELIJ.

Nota: la web de la Biblioteca aun no está actualizada,
pero espero pronto poder poner el link a la información completa.

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ACTUALIZACIÓN:
Acá, en el sitio de CONABIP
pueden ver la información completa de los premiados.

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NUEVA ACTUALIZACIÓN
27-11-10
LA ENTREGA

La ida.
Pasadas las 18 hs. llegó un auto a mi puerta.
El chofer y yo, en ese auto, atravesamos el tránsito de Buenos Aires
como quien recorre un enorme hormiguero, observando, comentando,
compartiendo miradas.
Fue una buena forma de acercarnos a La Matanza,
de llegar, de seguir entendiendo (yo), comprobando (yo),
que hay mucho por hacer, mucho por dar,
mucho por construir.

En La Casona esperaban, algunos sentados, otros caminando,
la llegada de los que faltábamos.
Eduardo se acercó a recibirme con un abrazo de bienvenida
y por primera vez, aunque no parecía, nos vimos las caras.

Un jardín.
El atardecer de un día caluroso,
que a esa hora y en ese lugar se transformaron en brisa fresca,
los saludos y presentaciones…
todo hizo que en un rato me sintiera del lugar.
Cuando el sol desaparecía dejando una estela rosada,
y ya estábamos casi todos, Eduardo habló.
Habló de unos y otros, de los que hacen ese pequeño y gran mundo de libros,
de los que van y vienen, de los que hacemos entre muchos.
Así desfilaron las hormigas y así llegó mi turno.
Con pudor, agradecí la mirada hacia nuestro hacer,
el de los ilustradores.
Me quedé corta de palabras… hay más que eso para agradecer.
Agradezco que me hayan incorporado al mundo de las hormigas,
viajeras y trabajadoras, porque de otra forma,
no sé si habría conocido ese hormiguero. Otra vez, gracias.


La noche.
Los premios hormiga descansaban en distintas manos
mientras el molino giraba con ganas detrás de la casa.
Hubo dos historias de la Repún en dos voces femeninas.
Y aunque cada tanto un avión atravesara el cielo
llevándose consigo el silencio, hubo oídos atentos para seguirlas.
Un cuento de Graciela Cabal salió con distintas voces
de la boca del hombre, muchas voces de Graciela,
tantas como las aspas del molino, y nos arrancó risas,
gestos, miradas cómplices.
Fue una noche de fiesta para la palabra,
la de ella, la de todos, la nuestra.

Brindis
Hombres y mujeres cambiaron la escenografía
llevando las sillas que estaban en el jardín,
junto a la mesa bajo el quincho.
Otros y otras arrimaron vasos, bebidas, sonrisas y comida.
Conversando y brindando, le dimos calor al fresco de la noche.
Y mientras las palabras corrían (entre mujeres esta vez),
Sergio nos retrataba, olvidando a pedido nuestro
cada palabra escuchada.
Gracias, Sergio, por los retratos y el olvido.



En casa, hoy.
Amanecí con sol, con un lugar nuevo adentro.
Creí escuchar voces y salí al patio.
Una hormiga, solo una, la mía, hablaba con muchas voces,
como anoche la Cabal en la boca del hombre.
Y aunque la vi contenta, no dejo de pensar que seguirá andando,
trabajando, uniéndose a más y más hormigas,
haciendo libros y bibliotecas.


Un abrazo para la Biblioteca Madre Teresa de Calcuta
de Virrey del Pino, La Matanza.


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