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2-11-2010
Pasadas las 8.30 hs. de la mañana pasó a buscarme Sebastián Urquiza,
director de la escuela especial 516 de La Matanza.
Sebastián es un hombre joven, entusiasta, de mirada y sonrisa franca,
un chico en el cuerpo de un adulto, o un adulto de los que eligen cómo vivir.
Charlamos y charlamos durante la hora de viaje, conociéndonos.
Él manejaba, se entusiasmaba de a ratos y moviendo las manos para decir,
soltaba el volante. Y aunque él no sabía ni sabe de mis miedos de ruta,
por algún motivo nada me intranquilizó, al contrario,
ir en su auto era como estar sobre el lomo de un caballo que vuelve al establo,
un caballo que conoce cada piedra y cada pozo,
y así, casi a ciegas, vuelve. Así llegamos.
Bienvenida fue la palabra.
Bienvenida me dijeron las miradas, los besos, los abrazos.
Chicos y chicas, corazones y corazoncitos abiertos
como la puerta siempre abierta de la escuela que me invitaban a entrar.
Bienvenida me sentí, me hicieron sentir.
Una escuela.
Especial, la escuela: por única, por las ganas de todos, por la garra,
por las paredes pintadas, por lo que se vive y se hace día a día,
por la falta de luz y el grupo electrógeno de último momento,
por los caminos dibujados en el patio para encontrarse o no perderse,
por los pájaros y sus patas de tinta, por los libros conseguidos,
por el comedor para tantos, por las manos generosas, por el pan,
la gallina, el gallo y los patos, por la huerta y el jardín,
por la panadería abierta al barrio,
por el camino de llegada que ahora es asfalto,
por el sol, por los muchos soles de hoy,
digo que es una escuela especial, única.
Un camino adentro.
Los soles tienen corazón y saben regalarlo.
Lo regalan jugando, agasajando, compartiendo, mirando.
Lo regalan llevándote de la mano con los ojos vendados
por un camino inventado, de piedras, de pasto, de arena,
de agua de río y puente de cañas, un camino que se anda descalzo,
confiando, abriendo la boca para recibir,
dejando que tus manos vayan a donde te guían otras manos,
un camino al que sólo se llega dejando que te lo inventen
y te lo regalen, haciéndole un nido en tu propio corazón,
dejando el agua del río correr.
El patio era una fiesta.
El sol de Noviembre brilló toda la mañana,
acalorándonos a nosotros, sus hijos,
generando fuegos a través de las lupas,
dibujando a dos manos corazones quemados,
pintándonos los labios de rojo para sellar besos,
guardando fuegos secretos en cajas.
Brilló para un cazador de incendios
y para las voces de los enamorados.
Un camino rojo y una como las de Chaplin. De estreno.
Vamos detrás del pájaro, de sus huellas.
Nos acomodamos en las butacas y la magia en blanco y negro empieza a rodar.
-Acá, no- dice alguien desde la puerta, y seguimos andando.
Son ellos, somos nosotros los protagonistas.
–Acá, no- otra vez. Pero como puertas hay muchas, las golpeamos.
–Mmm… puede ser- Así nos encontramos. Así los quiero volver a ver.
Barriletes sin viento.
Nos amontonamos en dos círculos de sombra.
Sebastián volvía a presentarme como yo misma me presenté una vez.
María dice: …estudié dibujo y pintura, hice escultura en cartón piedra,
tuve dos hijos, arreglé enchufes, cambié cueritos, cambié pañales,
hice lámparas, planté más de un árbol, ilustré un montón de libros…
pero nunca remonté un barrilete.
Como todo era sorpresa, no me pregunté qué hacíamos ahí.
Vi asomarse un ala roja como el día que mis viejos
hicieron aparecer la bicicleta -roja también-,
vi mi cara sin espejo, lamí la mezcla salada de lágrima y sudor,
y como en el mejor día de los Magos, abrí las manos para recibir.
Salimos de la sombra corriendo hacia los barriletes que venían hacia nosotros.
Muchas manos y muchas voces
me acompañaron en la responsabilidad de tener el piolín,
en el juego de correr buscando el viento.
Gritaron una y otra vez: -Soltá, tirá, corré. Y yo corrí, tiré, solté.
Los Magos, los soles con corazón,
me guiaron hasta regalarme el viento y mi primera vez.
Y como si esto fuera poco…
En una ronda nació la pregunta -¿Qué harías si te regalaran un corazón?
Hoy no alcanza la palabra gracias para agradecer.
Solo espero que mi corazón haya quedado en ese jardín,
cerca de ustedes, bailando en el viento.
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ACTUALIZACIÓN
¡Llegó la peli.. " como las de Chaplin"!
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ACTUALIZACIÓN 16-11-10
Desde la escuela 516, llegó:
De Corazón a Corazón
en fotos
Lectura,
y más lectura.
Un recuerdo del río.
Un beso para guardar.
Se viene.... un barrilete!
Primer intento!
¿Qué harías?
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21 comentarios:
ME ACONGOJASTE, MARIA...FELICITACIONES!!!
que emocion... Felicitaciones! :)
Las felicitaciones son para la gente de la escuela 516, chicos y grandes, que hacen que ir a la escuela valga la pena!!!!!! Tenemos mucho para aprender de esos chicos y esos grandes.
María, qué maravilloso relato, ¡tan lleno de poéticas imágenes y sentimientos profundos!
Gracias por compartir esto que viviste.
Me quedo, de todas tus hermosas palabras, con estas: "Vi asomarse un ala roja como el día que mis viejos hicieron aparecer la bicicleta -roja también-, vi mi cara sin espejo, lamí la mezcla salada de lágrima y sudor, y como en el mejor día de los Magos, abrí las manos para recibir."
Estos momentos mágicos, únicos, hacen que la vida sea tan maravillosa.
Bella Alejandra de corazón abierto, sin magia no sería lo mismo, es cierto! Un abrazote.
Pipi, Paula, más allá de que crea que la felicitación es para ellos y no para mí, me alegra mucho, mucho, tenerlos acá, saber que se acercaron a compartir. Un abrazote para cada uno.
Ahhh Mari, estas cosas me ponen la piel de gallina, que maravilloso todo!!!!!!!!!
"...en el juego de correr buscando el viento. Gritaron una y otra vez: -Soltá, tirá, corré. Y yo corrí, tiré, solté.
Los Magos, los soles con corazón,
me guiaron hasta regalarme el viento y mi primera vez"
Qué regalo recibiste María!, qué regalo nos has compartido! Gracias.
Abrazo
Hermosisimo Maria, tu relato es un "manjar para los oidos"! a mi tambien me encanto la parte de la bicicleta porque me recordo al dia en el que aparecio en casa una, para reyes, al despertar , al pie de mi cama y fue mi compañera inseparable de aventuras y aprendizajes, por eso le dedique todo un proyecto de fotografia...ah pero toda tu experiencia fue un encanto...esos corazones abiertos a otro corazon regalado.Gracias por compartirlo!
Gracias por regalarnos tu regalo, María!
Un beso
Lo sé, Vir. Te veo y te escucho decir... Si hubiéses estado ahí, entre las dos cambiábamos la geografía y hcíamos una escuela lago!!
Evangelina, por nada, de nada, de nada. Comparto por necesidad!!! Querría que todos sintieran un poco de lo que sentí... y... parece que... por acá andan paseando muchos corazones abiertos con ganas de recibir! Un abrazo!
Inés, vale lo que le digo a Evangelina: por nada, de nada!!! Un abrazote!!
Marcelo, bienvenido. LLeve nomás, así, sin envolver y sin moño!!! Por nada!! Un beso para vos.
Siempre emocionan tus relatos,pero este me llevó a las escuelas especiales en las que trabajé durante años,donde mis manos volaban enseñando a pintar,a dibujar ,a hacer artesanías a mis alumnos... soles de edades indefinidas,que no conocen de rencores ni maldades,para los que lo único importante es dar amor,ese amor incondicional que recibí y que sigo guardando en mi corazón.Gracias María,tu relato me llenó de emoción el alma.
Que hermoso Marìa!
son experiencias ùnicas.
besote!
¡Qué lindo, Mónica! Un abrazo!
Sí, Laura, de verdad verdaderísima: hermoso. Besote pa' tí!
Maria sos una gran persona, y excelente artista, por favor, segui siempre así..., mientras escribo esto la emoción y las lágrimas me estan atorando... pero el alma respira, respira, y crece!!!Gracias
Ay! Eduardo!!! Gracias por lo que decís... no sé si seré tan tanto de nada... si sé lo que siento, y también que algunas veces, como ésta, algo de lo sentido sale, sale bien, en palabras o en imágenes, y que lo puedo compartir, y... la emoción vuelve! Gracias.
María, cuanta emoción! cuantas cosas lindas con tanta simpleza, con tanto cariño.
Que lindo camino tuviste que recorrer para llegar a un rojo corazón! :)
Sigo andando, Mir!!!! :)
Qué lindo post María. Felicitaciones por esto...
Gracias, Gustavo. Un abrazo!!!
bellísima acción, un abrazo corazonado para vos!
Sí, Luciana, bello. Estar ahí lo fue. Otro abrazo para vos.
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