sábado, 20 de septiembre de 2014

Con Abracuentos, en Santa Fe

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Me invitaron las mujeres de Abracuentos, de Santa Fe, a dar una charla para adultos y dos talleres para chicos.

Antes que nada quiero contar que estas mujeres, las de Abracuentos, son mujeres con garra que saben acariciar, llevando libros de acá para allá, leyendo en distintos espacios donde la lectura es bálsamo, como en centros de salud, salas de espera donde chicos y madres o padres pueden vivir de otra forma la visita a un médico.
Dicen que tienen una biblioteca ambulante, y yo digo que tienen mucho más que eso; la biblioteca está viva gracias a ellas, porque son lectoras, aman lo que hacen y lo transmiten.

Esto es un gracias grande y lleno de cariño que quiero que viaje con paloma mensajera hasta la cuidad de Santa Fe, y que se desparrame entre toda la gente con la que compartí charla, taller, caminata, comidas, vinos y abrazos entre el miércoles 17 y el jueves 18.
Nora, Olga, María Elena, Silvia, Clarita, Laura, Verónica... y me faltan nombres. También estuvo Paulina y... ufa, sé que me faltan nombres. Necesito ayuda...
Mientras tanto, mientras rescato los nombres que me faltan , agradezco a todas, todas, todas las mujeres de Abracuentos (a las que nombré y a las que no también). Guardo sus miradas, voces, cariño.

Último momento: ¡Era Micaela! Gracias también, ahora con nombre.

Y agradezco a las docentes de los jardines y primarias que vinieron con los pibes a participar de los talleres, y a las personas que colmaron y desbordaron el auditorio de AMSAFE, por acompañar, por el silencio, por las palabras, las miradas, los abrazos. Fue un encuentro de los verdaderos.
Hoy, llegando de a poco a casa, respiro lo vivido, miro los dibujos de los chicos y espero el momento de estrenar nuevas páginas.  Gracias.



Después de la cena.



Almuerzo de despedida.
Puro mimo, calidez, brindis y boga a la parrilla.

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